Cuando guardamos un archivo (por ejemplo una foto) en nuestro ordenador, este queda guardado físicamente en el disco duro del equipo. Un PC normal tiene varios cientos de gigabytes (GB) para almacenar datos y, si se queda corto, podemos comprar un disco duro externo de uno o varios terabytes (TB). Este disco duro suele estar conectado al ordenador por USB pero no es imprescindible. Ya hay modelos que se conectan a tu router WiFi de modo que están disponibles para todos los dispositivos de la casa. Date cuenta de que de esta forma los datos NO están en cada dispositivo sino en un sitio externo a él. Eso influye en la velocidad a la que se accede a esos datos, que es levemente menor para este ejemplo.
Hasta aquí todo claro. Bueno, pues almacenar en la nube es igual pero el disco duro, en lugar de estar conectado a nuestro router está en California (o donde estén los servidores de la empresa que los aloja) y para consultar mis datos necesito conectarme a través de internet a dicho servidor. Decimos entonces que esos archivos están en la nube. Aquí la velocidad de conexión influye más, puesto que determina lo que tardo en bajarme datos pesados. Sin embargo, esto sólo es importante cuando los datos están sólo en la nube. Si, por ejemplo, los datos están tanto en mi ordenador como en la nube (mismo archivo copiado en ambos sitios), entonces ya no es crítico puesto que trabajo con los datos locales de mi ordenador y después simplemente se mandan a la nube los cambios realizados en el archivo. Por ello podéis funcionar perfectamente con una conexión ADSL normal y corriente.
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